GUSTAVO ROSS (1954)
Textos seleccionados
Naturaleza
Desde niño me interesó la naturaleza, en sus infinitas formas, y fueron especialmente los animales, tanto por su belleza como por la manera en que se desenvuelve su existencia, lo que ante todo acaparó mi atención. Al mismo tiempo fui comprendiendo el significado y la importancia de la naturaleza, y el evidente maltrato a que ha sido sometida. Me parece importante como artista aportar y hacer hincapié en su valor, desarrollando y profundizando el tema en mi obra, para dar con ello testimonio de lo que tenemos y podemos perder por negligencia humana. Paralelamente y en un ámbito diferente me interesa reflejar la cotidianeidad, la relación con las personas y con quienes uno vive en su entorno”.
Caballos, tigres y otros animales
Siempre los he pintado y dibujado. No es que me interesen los caballos en el ámbito del deporte o la relación de los animales con el hombre en general. Lo que me atrae es su naturaleza, y mientras más salvaje mejor. Me gusta observarlos. Como les cae la luz sobre su piel, sus movimientos, la actitud, el relajo de sus cuerpos, como se apoyan, su relación con lo que los rodea. He buscado diferentes lenguajes para reflejarlos, evitando lo anecdótico y lo literal. El tema ha sido tratado de manera apasionante, por supuesto desde la antigüedad, y dentro de períodos más recientes quienes más me han llamado la atención son dos artistas exactamente contemporáneos entre si y que tuvieron una vida igualmente breve, Franz Marc en pintura y Rembrandt Bugatti en escultura.
Herencia
“He pintado desde niño. A los 14 años fui al taller del profesor Miguel Venegas, pero me encontró de muy corta edad y me dijo que volviera en unos años más, porque no quería enseñar técnicas sino desarrollar individualidades. Seguí pintando por mi cuenta y a los 17 me recibió como alumno. Más tarde me confesaría su arrepentimiento cuando se acordó de que me había postergado. Para mí fue un extraordinario maestro. Me enseñó todo lo que podía y me trató de manera excelente. Sin dejar de pintar, comencé a estudiar Arquitectura. Me titulé en 1980, al año siguiente de que falleciera don Miguel. Fue entonces cuando un grupo de sus alumnas me pidió que les hiciera clases y hasta el día de hoy enseño en mi taller una vez a la semana”.
Abstracción
“En los años 1980 comencé a pintar en forma muy abstracta primero para luego entrar en el terreno del expresionismo, pensando, quizás, desarrollar un estilo que me permitiese representar caballos, tigres u otros animales que observaba en el zoológico de Santiago, desplazándose, en movimiento. Pintaba con grandes trazos situando las telas en el suelo. Así me desplazaba en torno a ellas. Desde la perspectiva de hoy creo que fue muy traumático. Porque todo lo que yo había estudiado de clásico de los impresionistas, que me fascinaba, sufrió un quiebre drástico y me metí en un mundo de abstracción absoluta. En otro tipo de pintura. Trabaje cuatro años en muchos cuadros bajo esa disciplina. Pero cada vez me hacía más falta volver a la realidad. A pintar lo que miraba, lo que veía y que tuviera alguna relación con la gran pintura que me había interesado: el estilo clásico, el impresionismo. Mis primeros amores. Y poco a poco volví. Pero ese grado de abstracción y de expresionismo en el que estuve igual continúa interesándome y lo he ido incorporando a mi actual pintura en la búsqueda de una especie de síntesis”.
Clásicos
“Es muy interesante la estructura de los clásicos. En ellos hay mucho de abstracción. Uno lo puede ver, por ejemplo, en la obra de Velásquez o de Caravaggio. La forma, el recorte, la relación entre las luces y las sombras, la masa y el vacío tienen una base de abstracción que se proyecta en la superficie bidimensional del cuadro. La buena pintura tiene esa base. Hay mucha pintura realista que no es buena porque no basta con pintar lo que se tiene en frente. Se requiere de un sentido de abstracción que es fundamental, aunque no sea percibida por el observador”
Meta
“Mi principal aspiración como artista es alcanzar un desarrollo contundente, sintetizado. Y cuando llegue a ese momento es donde surgirá realmente mi obra definitiva. Por ahora siento que avanzo aunque creo que debería aislarme aún más. Creo que un pintor debería desarrollar su trabajo igual como si estuviese en una isla. No necesita pintar para lucirse ante nadie, sino para expresar lo que íntimamente quiere transmitir a una tela. En la búsqueda uno aprende que el camino es lo importante. A don Miguel Venegas le gustaba citar una frase bíblica: no temas buscar la perfección porque nunca la encontraras.”
Sello propio
“Cualquier pintor debe desarrollar su pintura en forma individualista, de acuerdo a su intuición, no a lo que las supuestas corrientes del arte dicen qué es lo que corresponde hacer en un determinado momento. Hay que buscar un camino propio, lejos de los que intelectualizan el arte, ya que el arte intelectual es algo atosigante”.
Consejo
A pesar de la enorme dificultad de tantos desafíos pictóricos, la persona dedicada a esta actividad debería pasarlo bien, sentir que no puede estar haciendo nada más estimulante que pintar; hacer que su trabajo no se convierta en una rutina, sino buscar la manera de convertirlo en el mejor momento y eso, claramente, tiene que ver con el amor y el entusiasmo que se sienta por lo que se hace y sólo se consigue si se está deslumbrado por lo que se ve, experimentando verdadero asombro frente a la realidad.